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QUERIDO MAESTRO (1971-1985)

HOMENAJE EN MONTERRUBIO DE LA SIERRA A ANTIGUOS MAESTROS 09/08/2008


Mis queridos alumnos, pues para mí lo seguís siendo a pesar de los años transcurridos, es para mí este acto un regreso al pasado, emocionante y emotivo, que nos traslada a los años 70 y 80 del siglo pasado en los que durante 14 años, intenté y creo que lo conseguí, formar, educar y enseñar a los niños de este pueblo, para tener una formación que les permitiera puestos en la vida más o menos importantes y formar a su vez sendas familias y labrarse un porvenir en unas épocas históricas por las que ha pasado nuestra patria (transición, democracia, partidos políticos, etc).Pues bien, a pesar de todo, estáis dando aquí un ejemplo de formación, amor a vuestro pueblo, recuerdos infantiles y convivencia.

maestro QUERIDO MAESTRO (1971-1985)


El hecho de que en un pueblo pequeño castellano, hayáis tenido la formidable idea de reuniros con vuestros antiguos maestros y convivir entre vosotros recordando vuestra infancia, vuestros juegos y peleas infantiles, el paso de tiempo lento y maravilloso en esas edades infantiles, repito esa idea llevada a cabo demuestra que nuestra labor pedagógica ha dado su fruto y os ha convertido en hombres y mujeres de bien, formados para la convivencia y la sociedad actual.


Se conjugan también otros lazos personales y familiares con este querido pueblo y permitidme recordarlos. En esa casa de enfrente, en los años finales del siglo XIX vivía mi abuela Agustina Cuadrado quien se quedó viuda joven al fallecer mi abuelo Julián, con cuatro hijos pequeños Celedonio, Vidal, Patro y Simón. Ella lo sacó adelante en la vida. Era muy valiente, por eso en el pueblo como se acostumbra tenía su mote «la Tía Chula».


Montó en esa casa un pequeño bar o taberna, como se decía antes, que ayudó a los pocos ingresos de las tierras que trabajaban sus hijos. Pero uno de ellos Vidal, mi padre, no podía trabajar pues de pequeño sufrió «un paralís» como se decía entonces y se quedó cojo de la pierna y pié izquierdos, y todavía conservo en casa algún bastón de los que servía para caminar.


Ante tal situación, mi abuela Agustina no se arredró. Había que darle un carrera a su hijo Vidal, ya que no podía trabajar las tierras, única salida en aquella época para los jóvenes.
Con grandes esfuerzos mandó a su hijo Vidal a Salamanca dónde estudió la carrera de Maestro con grandes sacrificios, consiguiendo una vida digna y ser padre de ocho hijos, de los cuales seis también hemos practicado la docencia.


Recuerdo mi infancia en la que los lejanos años 20 y 30, cuando vivía mi abuela, de pequeño, venía a pasar los veranos aquí. Recuerdo la aventura del viaje, vivíamos en Valencia de Alcántara (provincia de Cáceres). Tomábamos el tren allí hasta Plasencia Empalme, donde se hace trasbordo para coger el tren que venía de Madrid a Salamanca. Al llegar a la Maya y Freso (así se llamaba) estaba mi tío Simón esperándome con el carro (medio de transporte usual en aquellos tiempos) y por el camino de Pedrosillo nos traía a Monterrubio. Era toda una aventura.


Recuerdo de aquellos tiempos al viejo sacerdote D. Eloy que tenía un especial, cultivaba abejas en colmenas de corcho y me llevaba a verlas, bien protegido. También recuerdo a los hijos del médico, que eran bastantes con los cuales yo jugaba en el jardín de su casa, sita al lado del antiguo Ayuntamiento, hoy de la familia Curto. Como veis, he pasado gran parte de mi vida relacionado con Monterrubio.
Pues el día 1 de Septiembre de 1971 tomé posesión de la escuela de mayores, aquí donde ahora se alza el nuevo Ayuntamiento, Da Rosa tenía a los pequeños. Cesé en esta escuela por «supresión” de la misma el 31 de Agosto de 1985.


Total 14 años educando a los hombres y mujeres de Monterrubio y algunos esparcidos por el mundo. Del total de 30 años de mi vida de docente 14 años los ejercí aquí.


Y gracias a Dios, aún podemos recordar en este simpático acto a aquellos tiempos y personas.
Parece que la vida se detiene y volvemos a veros como chiquillos inquietos y juguetones, un día me rompisteis un cristal de la ventana con la pelota y por poco le dais a Pilar, con el frío que hacía; y la falta de servicio, y el braserito única calefacción, no hacían muy habitable la escuelita, que por cierto, no tenía casa del maestro, como era obligatorio en aquellos tiempos.

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De aquellos 14 años de Magisterio os formamos y nos os olvidamos, aunque algunos nombres y se han borrado de la memoria después de 23 años que han pasado desde el cierre de la escuela por falta de alumnos.


Recuerdo a Javier (que creo que trabaja en Caja Duero) y su hermana Maribel que marchó a Valladolid.

También a los hermanos Curto, María José ha salido buena periodista, especializándose en asuntos Taurino, como buena hija de picador y sus hermanos.

Los hermanos Gurrionero que iban y venían a la escuela desde la finca que administraba su padre.

Las dos Mary Cármenes, una tranquila y la otra nerviosa e inquieta.

Los hermanos Elena, Tomás y María del Carmen, hijos de Filo.

Nacho, el hijo del Alcalde de entonces, a vueltas con sus vacas.

Y no he podido olvidar, a pesar del tiempo transcurrido, la gran tragedia que supuso para el pueblo y la provincia, la pérdida de los padres de «los pozacos» en accidente de carretera, que iban de Salamanca con otro matrimonio de aquí con dos niños y murieron todos. La prensa de entonces le prestó gran atención. Al entierro vinieron las autoridades de la capital y fue muy emocionante.


Aproveché la ocasión para hablar con D. Julio, el que entonces era presidente de la Diputación y conseguí que los niños que quedaban huérfanos los recogieran en la Casa del Cura, como entonces se llamaba, donde vivieron y fueron educados hasta que fueron mayores. He perdido su pista y me agradaría si alguien me informara si sabe de ellos.


Dejemos las cosas tristes y volvamos a la realidad que nos ha permitido estar hoy aquí juntos. Después de agradecer al Comité Organizador el recuerdo, la atención y el detalle de acordarse de nosotros, sus viejos maestros, quiero resaltar a las autoridades, así como al profesor de la Universidad D. Fernando Pérez que ha elegido este nuestro pueblo para vivir, por lo que no sólo los de Monterrubio van a la Universidad, sino que ésta también viene al pueblo. Los tiempos cambian y os ayudarán.


Repitiendo mis agracedicimientos a todos organizadores, mis antiguos alumnos y todos los presentes, lleno de emoción termino. Muchas gracias.


Me gustaría que ahora cada uno de los ex alumnos contarais algo del rumbo que han tomado vuestras vidas y recuerdos de pequeños.

LUIS LUCAS SANTAMARÍA.